MADERA

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Madera. ¿En Restauración, rehabilitación o nueva construcción?

La madera ha sido la gran olvidada del siglo XX.

Hacia los 80 se volvió la vista a la madera. Pero sigue habiendo recelos a su uso.C6_2

En la restauración, con independencia de que su mantenimiento es inexcusable, también se debería extender la obligación de conservar sus elementos secundarios. Algunas Consejerías de Cultura ya prohíben la sustitución de la madera estructural, por otros materiales, conscientes de los problemas que ello pueda provocar.C6_3

En la rehabilitación, hasta no hace mucho tiempo, si se encontraba madera en las estructuras edilicias, trataba de ignorarse, buscando soluciones alternativas.  Sin embargo, afortunadamente, algunos ayuntamientos, ya se han preocupado por su conservación; hasta donde yo conozco, creo que el de Valladolid fue uno de los pioneros en esta exigencia y su ejemplo, afortunadamente, algo ha cundido C6_4

Y si nos referimos a la nueva construcción, parece evidente que la madera se utiliza cada vez más, pero sigue habiendo prejuicios para su empleo, por ejemplo, me he encontrado con algún arquitecto que opina que en zonas sísmicas las estructuras de madera están prohibidas, y sin embargo, su comportamiento en caso de sismo puede sorprendernos favorablemente.C6_5

En relación con la construcción, ¿Dónde está el futuro de la madera?

Dependiendo de a quién preguntemos recibiremos diferentes respuestas. Siempre habrá quien siga desconfiando de ella, y la relegará a un papel secundario, o incluso podrá recomendar evitar su uso, pero mi opinión es contundente: la madera volverá a tener un importante papel en la construcción futura, ya sea a la hora de restaurar o rehabilitar, o incluso, en los futuros proyectos de nueva planta.C6_6

No pretendo decir que la madera nos haga olvidarnos del acero o del hormigón, pero sí que volveremos a utilizarla en lugares en los que la habíamos dejado de usar, o incluso en muchos en los que nunca pensamos que lo haríamos.

Una de las razones que apoyan el uso de la madera es su sostenibilidad, se trata de un material que se regenera de forma natural, basta controlar que su uso no sea indiscriminado para que siempre exista madera a nuestra disposición, mientras que la mayoría del resto de materiales usados en la construcción, algún día se agotarán.

Es también el material que menos energía precisaC6_7

y por si estas razones no fueran suficientes, ¿A quien no le gusta la madera? C6_8

¿Y cuando se iniciará ese cambio de actitud hacia la madera?

La respuesta depende de que, lo que hoy creemos unos cuantos entusiastas de la madera, se generalice entre el conjunto de los profesionales de la construcción, en cuya mano estará la capacidad de prescribirla, y esto, lógicamente requiere un proceso de aprendizaje, que deberá asumirse por las escuelas de arquitectura, y en general por todas aquellas que directa, o indirectamente, están relacionadas con la construcción C6_9

Muchos países europeos ya dieron ese paso y la madera cada vez tiene más uso en su patrimonio edificado. En el nuestro, también hay muchas escuelas que iniciaron ese camino y los síntomas empiezan a aparecer, ¿cómo sino se explica el florecimiento espontáneo de unas enormes setas en Sevilla, o tantos ejemplos que día a día van apareciendo con más frecuencia en las revistas de arquitectura?

Pero es evidente que éste no es el foro indicado para enseñar todo lo que los técnicos deben conocer de la madera, pero nos ofrece una excelente ocasión para aportar unas pinceladas sobre su comportamiento, así como de sus posibilidades de uso, tanto en la restauración, como en la rehabilitación o en la obra nueva C6_10

RestauraciónC6_11

Este es un campo en el que la recuperación de la madera nunca se discutió, aunque no sin mantener recelos sobre su empleo.

Nadie ponía en duda, a la hora de restaurar una pintura sobre tabla, que la madera debía respetarse, y que además, era necesario conocer su comportamiento, lo que exigía una formación específica. C6_12

Pero la cuestión, ya no era tan clara si la intervención abarcaba un retablo, de dimensiones más o menos importantes.

Para la intervención en cada elemento del mismo, ya se tratase de escultura tallada en madera, o pintura sobre tabla, seguía siendo válido lo aprendido para la pintura de caballete.

Pero en cambio, para la actuación sobre el conjunto se dudaba de la capacidad resistente de la madera para seguir soportando toda la estructura carpintera, a pesar de que ya había garantizado su estabilidad durante más o menos siglos, C6_13

Lo mismo ocurría en el caso de artesonados, que por considerarlos obra mueble, se olvidaba su importante función: garantizar la resistencia del conjunto, y se introducían estructuras auxiliares, de acero o de aluminio, con un equivocado respeto de las piezas originales, olvidando que además de servir de soporte a su policromía tenían que soportar también la cubierta del edificio, misión en este caso prioritaria sobre la puramente estética. En más de una ocasión me ha tocado desfacer estos entuertos que fracasaron en su empeño.C6_14

El problema como acabo de indicar se hace más evidente en la restauración de artesonados, ya constituyeran forjados de pisos o armaduras de cubierta. Su indiscutible función estructural parecía requerir sin remedio la ayuda de elementos metálicos o de hormigón que se encargaran de sustituir a la madera en su misión portante. Yo mismo, en mis primeras intervenciones en restauración, desconfiaba de que la madera pudiera recuperar su capacidad estructural perdida, y para mantener una antigua armadura de cubierta en su lugar, coloqué tras ella una estructura metálica, tal vez por el simple hecho de que en la escuela de arquitectura había aprendido a calcular el acero y el hormigón, y sin embargo por la madera habíamos pasado casi de puntillas.

Pero aquella intervención me había suscitado muchas dudas sobre su idoneidad.

En primer lugar hubo de alterarse ligeramente el volumen de la cubierta dado que los perfiles metálicos debían colocarse necesariamente por encima de lo existente. Lógicamente, la nueva estructura se separaró la distancia mínima indispensable para que esa variación introducida fuera lo más discreta posible. El resultado hacía imposible pensar en un mantenimiento de la estructura metálica, algo que con el tiempo he comprobado que es mucho más necesario de lo que somos capaces de imaginar, y que a la larga acaba suponiendo la ruina de la estructura metálica en la que confiamos para conservar la integridad de la obra restaurada.C6_15

En efecto, en nuestro clima, especialmente en la meseta castellana, los días pueden ser muy soleados y los espacios bajo las cubiertas llegan a alcanzar temperaturas muy elevadas, lo que permite que el aire se cargue de una humedad que, durante la bajada nocturna de grados, se condensará en los elementos más fríos, que lógicamente son los de acero, mejor conductor térmico que el resto de materiales del entorno, apareciendo en él gotas de agua que poco a poco, pero inexorablemente, colaboran a su oxidación. Si además el espacio no permite acceder para mantener la protección del acero, su ruina está garantizada.

Incluso pudiendo acceder cómodamente a los espacios en los que el mantenimiento se podía haber llevado a cabo, muchas estructuras metálicas se han arruinado, y alguna me ha tocado sustituir, pero ahora, más sensatamente, con madera,C6_16

y sé de otras importantes donde lo mismo ha ocurrido, concretamente, alrededor de los años sesenta del siglo pasado, las estructuras metálicas que en El Escorial sustituyeron a las tetra centenarias de madera de sus cubiertas, apenas han durado cuatro décadas sanas, a pesar de que con unas simples reparaciones, las de madera habrían podido sobrevivir otros tantos siglos. C6_17

Es importante saber que las estructuras de madera, generalmente son recuperables, no sólo para poder seguir disfrutando de su vista, sino para devolverlas la función estructural que siempre realizaron, y que es la mejor garantía de conservación que podemos ofrecerlas.C6_18

Del mismo modo que se pueden conseguir secciones de madera de casi cualquier dimensión gracias a la laminación de la madera, se pueden regenerar las secciones dañadas empleando una técnica similar, es algo que vengo realizando desde hace más de tres décadas, y que podemos utilizar confiadamente tras demostrarlo con su tesis el Dr. Mikel Landa, tesis que tuve el honor de codirigir con el Dr. Francisco Arriaga que también nos acompaña en estas jornadas.C6_19

Por si alguien mantiene dudas sobre las posibilidades de supervivencia de las estructuras antiguas muestro un ejemplo de recuperación de la techumbre de la iglesia parroquial de Perales de Tajuña, en la provincia de Madrid, desmantelada en la reparación de su cubierta durante nuestra posguerra, cuya penuria económica salvó los restos de su armadura del siglo XVI, al reutilizarlos, fundamentalmente como correas de la nueva cubierta que entonces se hizo.C6_20

La cantidad de material original reutilizado en la cubierta en los años cuarenta era de tal magnitud, que el simple encargo de documentar el material encontrado, se convirtió en un proyecto de recuperación de la techumbre original. [1]

Este es un ejemplo realmente extremo de lo que pueden dar de sí unas maderas dañadas e intencionadamente mutiladas, pero realmente, las posibilidades de mantener la madera cumpliendo su función original, a pesar de los daños que haya podido sufrir son para muchos inimaginables, pero reales.

[1]La iglesia de Santa María del Castillo en Perales de Tajuña.C6_21

Existe la creencia generalizada de que la madera es un material vivo, que con el tiempo se va degradando. En realidad la madera está muerta desde el momento que se tala el árbol del que procede. C6_22

No puede volver a morir, pero sí puede ser sabroso alimento de insectos y hongos si la humedad del ambiente penetra en ella rebasando ciertos límites.C6_23

Si la madera permanece perfectamente seca durará eternamente, lo que ocurre es que no siempre es fácil mantener la madera fuera del umbral de peligro, que en general se encuentra entorno al 20%. Es importante que las cubiertas de los edificios se mantengan en buen estado, o las humedades del terreno no alcancen la madera, o cuidar el diseño de sus detalles.

Y sobre todo no hacer estupideces como la que muestra la foto.C6_24

Como regla general, si la madera que nos ha llegado presenta daños, lo más normal es que desapareciera alguna de las protecciones previstas, dando lugar al ataque de los xilófagos.

Pero aunque una madera se encuentre muy dañada, las partes donde los xilófagos no actuaron (por la sencilla razón de que allí la madera estaba seca) siguen siendo perfectamente útiles para el servicio: su resistencia básicamente no se altera. Bastará eliminar la madera en mal estado y sustituirla por otra en buenas condiciones mediante prótesis adecuadas. Y esa madera volverá a cumplir su misión sin ningún problema.

Y por supuesto, antes de realizar cualquier reparación, es imprescindible corregir el problema que hizo aparecer los excesos de humedad en la zona afectada.C6_25

En ocasiones, los elementos dañados no lo han sido por causa de los xilófagos, es incluso posible que el daño ya estuviera presente en la madera antes de trabajarla, pues no todos los árboles son iguales.

¿Cuál sino pudo ser la razón de que uno de los tirantes de la cubierta del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, sin otros daños aparentes, se combara con una flecha excesiva, cuando el resto no había sufrido ningún problema?C6_26

Como las personas, también las maderas pueden requerir tratamientos diferenciados, en este caso, al restaurar el artesonado del que formaba parte este tirante, se necesitaba enderezarlo, algo que también en la madera es posible

Una de las peculiaridades de este material es que su resistencia varía con el grado de humedad que contiene, por tanto, humedeciendo de forma controlada dicho tirante, podremos disminuir su resistencia, lo que nos permitirá con las correspondientes precauciones enderezarlo.

Para facilitar el proceso, previamente lo habremos vaciado (no es imprescindible hacerlo totalmente, puede bastar hacer un vaciado escalonado, insistiendo más en las partes más deformadas)

Una vez conseguido el propósito, tendremos que mantenerlo en su forma recta recuperada hasta dejarlo secar, también de una forma controlada (para que no se produzcan fendas que rajen y arruinen el trabajo), y cuando esté perfectamente seco, relaminaremos su interior, consiguiendo una viga que nada tendrá que envidiar ya a sus vecinas. C6_27

En el caso anterior la flecha excesiva de un elemento únicamente  afectaba a la correcta estética del conjunto, pero en otras ocasiones lo que interesa es garantizar su resistencia, amén de mantener intactas las caras vistas, para respetar su talla o policromía,  como en el caso de esta imagen del sevillano Palacio de Altamira. Tras realizar la operación antes descrita, el forjado de madera recupero su capacidad portante.

Es importante advertir que una de las ventajas de este tipo de intervenciones, es que no se altera el equilibrio original del edificio intervenido, que siempre es la forma más respetuosa de actuar en nuestro patrimonio monumental.C6_28

REHABILITACIÓNC6_29

En realidad la rehabilitación, en cuanto al tratamiento de la madera, poco difiere de la restauración. La  principal discrepancia es la libertad de intervención, al no estar sometida a los criterios que regulan la restauración monumental.

No obstante, se podría decir que la rehabilitación ha sido el laboratorio de experimentación en la reparación de estructuras de madera, sean o no patrimonio monumental, y la mencionada libertad ha permitido abrir un prometedor futuro para la conservación de la madera en obras de cualquier tipo, especialmente en los cascos históricos de muchas ciudades, donde la madera ha sido empleada sistemáticamente casi hasta la mitad del siglo pasado.C6_30

Las razones que aconsejan mantener la madera en donde existe son varias y de diversa índole. Por ejemplo, y la más contundente, por imposición de la administración responsable de conceder las correspondientes licencias de obra.

Pero aunque su mantenimiento no sea obligado, también existen razones que lo aconsejan, tanto si las maderas estructurales se encuentran poco, o muy dañadas.

La principal es el ahorro de tiempo que ello supone; demoler un edificio para volverlo a levantar lleva su tiempo, y sobre todo, una demolición en un centro ciudadano cada vez esta más dificultado por múltiples prohibiciones, de horarios de carga y descarga, limitación de tonelaje de los camiones, de aparcamiento de contenedores, etc. etc.

Las demoliciones parciales siempre existirán, pero son compatibles con la rehabilitación, lo que disminuye los plazos de intervención de forma importante.C6_31

Pero también existen razones de orden técnico que abogan por el mantenimiento de las antiguas estructuras.

La principal, como ya indique en el caso de la restauración, es que suponen la menor alteración posible de las condiciones de trabajo de la obra intervenida, lo que siempre evitará la readaptación del edificio a unas nuevas condiciones de trabajo, con el riesgo de aparición de grietas  o fisuras, cierto tiempo después de entregada la obra.C6_32

Con las nuevas estructuras de acero y hormigón prácticamente nos hemos olvidado de los sistemas isostáticos, cuyas uniones actúan como articulaciones que permiten cierto grado de adaptación a nuevas situaciones de equilibrio, Asientos diferenciales siempre son esperables en las ciudades, bien sea por aguas subterráneas que discurren por el subsuelo, o simplemente por fallos de pilares de madera en plantas bajas en las que la humedad ha ido haciendo desaparecer parte de su base, etc. etc.

Las estructuras isostáticas tienen mucha capacidad de adaptación a las nuevas situaciones, algo que podemos comprobar con frecuencia en casas antiguas  con pisos desnivelados, puertas o ventanas que no cierran y grietas veteranas, y sin embargo, la estabilidad del inmueble sigue manteniéndose sin amenaza de ruina, y seguirá tanto más tiempo cuanto menos alteremos el equilibrio adquirido.C6_33

Seguir conservando la condición de isostático es por tanto esencial para el edificio, pero para ello no debemos olvidar que esas estructuras requieren elementos que limiten eficazmente su deformabilidad, y al intervenir en inmuebles de estas características, con frecuencia compruebo que los técnicos “responsables” de la intervención, olvidan esta importante condición, e inconscientemente llegan a eliminar elementos cuya misión era fundamental para garantizar la estabilidad del conjunto.C6_34

Un ejemplo típico de lo que acabo de criticar, es la supresión de las vigas de madera de muchos forjados, cuya función, además de la de formar el correspondiente piso, es la de atar los entramados sobre los que apoya.

Al desaparecer las vigas de estos forjados, por muy mal estado que creyéramos asignarles,  hemos duplicado la longitud de pandeo de algunos de sus pilares, con el agravante de introducir una rótula en el peor emplazamiento, lo que pude llegar a provocar el colapso del conjunto.

Por fortuna, las intervenciones en este tipo de edificios suelen producirse en manzanas compactas, y la providencia a veces contribuye a que los edificios vecinos colaboren a evitar el hundimiento parcial o total del inmueble intervenido, aunque por desgracia, no siempre es así.C6_35

Si comparamos rehabilitación con restauración, hay problemas más frecuentes en la rehabilitación. El patrimonio monumental, por regla general, suele haber sido mejor tratado, mientras que en las rehabilitaciones, con frecuencia podemos encontrar situaciones que denuncian intervenciones nada rigurosas e indocumentadas, e imposibles de detectar hasta el comienzo de la intervención.

Algo con lo que siempre tendremos que contar en la rehabilitación es la dificultad de interpretar correctamente el funcionamiento estructural del conjunto a intervenir, mientras no salgan a relucir todos los padecimientos sufridos por el edificio a lo largo de su vida. C6_36

Como antes mencionaba, lo que más diferencia la intervención en rehabilitación es la libertad de adopción de criterios, pero precisamente, esta libertad representa un potencial peligro si no se analiza correctamente la incidencia que nuestra intervención puede representar.

En edificios con estructuras de madera pueden existir muros de carga que nos parezcan tabiques, o meros tabiques que están ejerciendo una función resistente por culpa de alguna intervención insensata pretérita, o simplemente triangulaciones que pueden estorbar para la apertura de una puerta, cuya supresión puede alterar el equilibrio del conjunto de forma grave.C6_37

Un problema característico de la rehabilitación, que complica enormemente las intervenciones, es la no disponibilidad total del inmueble a rehabilitar.

Los locales comerciales de las plantas bajas, suelen requerir altas indemnizaciones para desalojar a sus ocupantes, por lo que con demasiada frecuencia permanecen activos durante la realización de las obras, lo que complica enormemente las medidas de seguridad a adoptar en cada caso.C6_38

Pero lo peor de todo en estos casos, es la imposibilidad de actuar sobre las cimentaciones que se encuentren bajo los locales en cuestión.

En estas circunstancias es fundamental no modificar el peso del inmueble para que la intervención no altere las cargas de cimentación, no sólo de las zonas en las que ésta sea inaccesible, sino también en el resto del conjunto,  para evitar peligrosos asientos diferenciales. La mejor manera de no alterar el peso del edificio intervenido, es precisamente conservar su estructura original leñosa,  reparando individualmente sus elementos  dañados, o si fuera imprescindible, sustituyéndolos, por otros nuevos, no sólo para evitar aumentos de peso, sino también para que el conjunto siga funcionando como siempre lo hizo.C6_39

Es fácil reforzar la madera con madera, serrada, laminada, microlaminada, o la que en cada momento mejor convenga, C6_40

Y no se excluye la posibilidad de introducir elementos metálicos si ello fuera aconsejable. Lo realmente importante es mantener las características mecánicas del conjunto, sobre todo su peso, si esto fuera imprescindible por alguna de las razones antes expuestas.C6_41

Casi de obligada actuación suele ser el refuerzo de los forjados de piso para dar cumplimiento al Código Técnico de la Edificación, especialmente en lo relativo a flechas, con independencia de que la resistencia de sus viguerías sea suficiente, como consecuencia del bajo módulo de elasticidad de la madera, y en este campo suele ser de gran ayuda la incorporación de capas de compresión que colaboren con las vigas existentes, ya sean de hormigón, si el aumento de peso no representa un inconveniente, C6_42

o en caso contrario, con madera microlaminada, que puede posibilitar incluso un aligeramiento del peso original de dichos forjados.C6_43

La unión de la nueva capa de compresión a la madera existente debe garantizar el trabajo conjunto de ambos materiales, sin que se produzcan deslizamientos entre ellos, lo que anularía su eficacia.

Esto supone un compromiso al elegir los conectores que cumplan esta función. Cuanto más grandes sean más rasante absorberán, pero más distancia deberán guardar entre sí, y este factor suele ser muy crítico, dependiendo de las dimensiones de las vigas de madera.

No debemos olvidar que la distancia que debemos mantener entre tornillos, clavos o cualquier tipo de conector que empleemos, debe guardar una estricta relación con el resto de tornillos y con los bordes de la madera para que ésta no se hienda.C6_44

Como regla general, para quien no esté acostumbrado al uso de la madera con fines estructurales, es bueno saber que su resistencia característica puede estar pareja a la del hormigón armado, aunque su módulo de estabilidad es aproximadamente la mitad de el del hormigón.

En cuanto a su peso, es cinco veces menor. Cuando intervengamos en zonas urbanas, con edificios de varias plantas es importante tener estos datos presentes al iniciar una rehabilitación, eso nos permitirá poder establecer unos criterios de intervención sensatos antes de entrar a hacer números precisos, lo que nos puede ahorrar mucho trabajo que a veces resulta inútil o inadecuado.C6_45

OBRA NUEVAC6_46

El campo de la obra nueva puede tener un gran futuro. Muchos pensarán en casas de madera, como las que ya llevan años anunciándose, no sólo importadas de los países de norte de Europa, sino muchas que van apareciendo en España, es un campo con cierto futuro, pero que costará mucho que arraigue, por la principal razón de que nuestra mentalidad, hoy por hoy, no encaja con ese tipo de viviendas, acostumbrados como estamos a la sólida casa de piedra o ladrillo.C6_47

En la mente de todos los que les pasa por la cabeza la posibilidad de hacerse una casa de madera, enseguida se acuerda de los tres cerditos del cuento, C6_48

y que decir de los incendios a los que este año nos tiene tan acostumbrados, también pueden preocupar a los posibles compradores de casas de madera C6_49

Afortunadamente no sufrimos huracanes como los habituales que vemos en los telediarios por diversas partes del mundo, con casas que salen volando por los aires, y estas circunstancias, queramos o no, siempre frenarán la posible expansión de las casas hechas totalmente con madera. C6_50

Y no menos desalentador es la relación que instintivamente se establece entre casas de madera y barracas o construcciones provisionales de baja calidad, que confieren a sus propietarios la sensación de serlo de tercera o cuarta categoría. C6_51

Hay otro error importante, pensar que una casa de madera es mucho más barata que otra de materiales tradicionales, y tal vez lo sería si el número de puertas y ventanas fuera menor que el de una casa normal, o no existieran cuartos de baño y cocinas, con toda la fontanería correspondiente, o no precisara instalación eléctrica, etc. etc..

También podría ser tal vez más barata si lo fueran sus pavimentos o sus acabados interiores, pero la realidad es que la posible economía es indirecta, por ejemplo en los costes financieros, por poder rentabilizarse en menos tiempo, y algo en la cimentación, por su ligereza.C6_52

En definitiva, no creo que el futuro de la construcción en madera sea hacer casas en el sentido que la mayoría lo imagina, sino en seguir haciendo las casas como las de siempre, pero utilizando la madera donde pueda sustituir con ventaja al hormigón o al acero, por ejemplo en su estructura, y lógicamente, también podemos usarla en muchos de sus acabados interiores.

Si viajamos por los Estados Unidos, veremos casas y casas que no parecen estar hechas de madera, pero su esqueleto sí lo es. ¿Cuáles son las ventajas?C6_53

Primera de todo la rapidez de ejecución.

Salvo que tengan sótano, su cimentación es mínima, y llegar a cubrir aguas requiere muy poco tiempo. Eso permite trabajar con total independencia de las inclemencias del tiempo, lo que posibilita una mejor coordinación de todos los trabajos a realizar.

Toda la construcción interior se hace en seco, lo que ahorra esperas por secado de materiales, que no sólo retardan los trabajos, sino que son causa de posibles problemas adicionales.

El exterior se puede acabar con materiales tradicionales, como se hace con el acero o el hormigón, y estos acabados protegerán la madera de todos sus posibles problemas.

Por otra parte, los acabados interiores son infinitamente mejores que los realizados en obras tradicionales, no hay que olvidar que mientras para un albañil una pulgada ya es afinar mucho, el carpintero ajusta sus medidas en milímetros, y eso se nota extraordinariamente.C6_54

Y esto es con relación a la vivienda unifamiliar, que no es el único campo donde la madera tiene cabida. Pensemos por ejemplo en cubiertas, ya sean de vivienda unifamiliar o de edificios de cualquier tipo, C6_55

o en los forjados de piso C6_56

En este campo Italia nos lleva muchos años de ventaja, pues allí se llevan realizando forjados mixtos de madera y hormigón desde hace muchas décadas y los resultados no pueden ser mejores. Si algún defecto le podemos achacar a la madera es su mal aislamiento acústico, a pesar de ser un magnífico material para acondicionar el sonido.C6_57

Basta asomarnos a la normativa alemana para comprobar que allí,  sobre la madera colocan losas prefabricadas de hormigón o cemento, con el fin de proporcionar aislamiento acústico. Es evidente que si usamos forjados de madera compuestos simplemente de vigas y tablas machihembradas, tendremos que hacer muchas filigranas para conseguir que los ruidos o conversaciones del piso superior no se oigan en el inferior.

Eso lo podremos consentir en una vivienda unifamiliar, pero aun así no dejará de producirnos la sensación de que nos encontramos en una vivienda con un bajo nivel de confort.C6_58

¿Pero cual es la causa de que el aislamiento acústico sea tan pobre?

Aunque no soy experto en este tema, pienso que el bajo módulo de elasticidad de la madera hace que vibre en demasía, lo que puede ayudar, no sólo a trasmitir el sonido, sino incluso a amplificarlo, al menos muchos de los instrumentos musicales aprovechan esa característica de la madera para conseguirlo. C6_59

Si eso es cierto, aumentar la rigidez de los forjados ayudará a insonorizarlos, y esa ha sido la formula adoptada por los americanos, probablemente no intencionadamente, sino como consecuencia del material que usan habitualmente de espesor máximo de dos pulgadas, (nominales dado que una vez cepillado se queda de 38 mm), lo que obliga a usar vigas de canto considerable.

Un forjado americano típico emplea tablas de 30.5 cm, (un pie anglosajón) que tienen una enorme inercia. Si además los tableros con los que se cuaja el piso se encolan y clavan a estas vigas, el conjunto aumenta su rigidez de forma espectacular, lo que redunda en su mejor aislamiento acústico; basta entonces dejar el falso techo suspendido con algún soporte elástico para conseguir una aislamiento adecuado C6_60

En Canadá, recientemente se ha proyectado un edificio de treinta plantas con estructura de madera, por la economía que ello supone, compitiendo con el hormigón o el acero, a pesar de las estrictas normas de protección de incendios que en todo Norteamérica existen, como consecuencia de sus generalizados hábitos de construir con madera. C6_61

Y para finalizar, hay un par de casos en los que la madera nos puede proporcionar la mejor elección:

Al cubrir espacios de grandes lucesC6_62

o donde existan piscinas, en este último caso, por ser la madera inatacable por los productos que se usan en la depuración del agua.C6_63

La ventaja de la madera en las grandes luces es fácil de entender

No hay que olvidar, que a igualdad de peso, la madera es el material más resistente de los usados en la construcción.

En su contra tenemos su bajo módulo de elasticidad, aproximadamente la mitad que el del hormigón, y unas veintiún veces menor que el del acero. En los cálculos de grandes luces suele penalizar más la flecha que el momento, lo que exige que el módulo de elasticidad y la inercia sean lo mayores posibles

Él Modulo de elasticidad de la madera es veintiún veces menor que el del acero, pero eso se puede compensar fácilmente con la inercia, dado que esta crece con el cubo de la altura de la sección.

Hoy con madera laminada, microlaminada o contralaminada se pueden conseguir secciones de gran canto, que proporcionan momentos de inercia espectaculares reduciendo el peso del conjunto de forma significativa.C6_64

Basta además curvar la madera para aumentar su rigidez y conseguir resistencias espectaculares con minima sección de madera.

Esta cúpula formada por gallones de madera de tan sólo 15 mm de espesor, es capaz de soportar la piedra con que se remata este espacio de unos tres metros de diámetro. Su poquísimo peso abarató enormemente su transporte desde España hasta un lugar perdido en medio de un desierto de Jordania.C6_65

Sin necesidad de curvar la madera también se pueden conseguir sugerentes superficies curvasC6_66

Como las que se utilizaron en este auditorio madrileño con enorme ligereza. El paraboloide que aparece en el borde superior de la imagen, cubre un espacio de cerca de mil doscientos metros cuadrados con tan sólo dos apoyos.C6_67

Y para terminar, no quiero dejar pasar esta ocasión sin llamar la atención sobre un sinsentido de nuestra arquitectura actual: la supresión de los tejados inclinados y de sus aleros.

Nada tendría en contra si hubiese algún fabricante de impermeabilizaciones para cubiertas planas que pudiera ofrecer una garantía mayor de diez años, o que las juntas de dilatación a partir de determinada superficie, se puedan resolver sin que a la larga den problemas. C6_68

Las tejas que ya usaban los romanos y se han seguido utilizando hasta nuestros días, colocadas en una superficie inclinada siguen funcionando y seguirán funcionando por muchos siglos que pasen, (precisamente en Bilbao llueve lo suficiente para poder corroborarlo) y por supuesto, manteniendo los aleros que alejan el agua de las fachadas que protegen.

Si queremos hacer edificios en los que la madera quede vista, no nos olvidemos que el exceso de humedad atrae a los xilófagos, que los tratamientos protectores acaban desapareciendo, y que las soluciones más simples son las que a lo largo del tiempo han demostrado su eficacia.C6_69

Usemos la madera, pero no olvidemos que siempre agradecerá toda la protección que podamos darla, y no me estoy refiriendo a productos químicos, cuya eficacia no discuto, sino a algo más simple: un buen diseño que la mantenga seca, y que en caso de que se moje o humedezca, una buena ventilación permita que se seque rápidamente, que siempre será la mejor protección que podemos darle.

Si respetamos sus condiciones de uso la madera nos acompañará sin problemas toda la vida,C6_70

es más, incluso ¡toda la muerte!

LAS MADERAS TAMBIÉN NOS HABLAN

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LAS MADERAS TAMBIÉN NOS HABLAN

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Cuando queremos averiguar algo de nuestra historia, lo inmediato es recurrir a documentos escritos, si es que tenemos la fortuna de encontrarlos.

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Pero no siempre se encuentran y en nuestra ayuda surgieron los arqueólogos que aprendieron a interpretar los restos que sobrevivieron a la destrucción del conjunto al que pertenecieron.

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En nuestras tierras disponemos de una espectacular carpintería, de la que podemos estar muy orgullosos, y lógicamente nos gustaría saber como pudo surgir algo tan complejo, para lo cual es inmediato recurrir a la historia, que no siempre coincide con lo que nos cuentan sus maderas.

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Llevo más de treinta años tratando de interpretar lo que las maderas me dicen,

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Cuando las restauroC3_7

O simplemente las investigo, cuando se presenta la ocasión de traspasar su vistoso intradós, pudiendo analizar su técnica constructivaC3_8

Para dejar a quienes vengan detrás la máxima información posibleC3_9

Incluso en alguna ocasión viajando más de 700 km en un solo día, para poder analizar la parte oculta de un artesonado, prácticamente desconocido, cuyo interior pude fotografiar años atrásC3_10

Y así poder comprobar si el dibujo que entonces había realizado, basándome exclusivamente en la lógica constructiva, era correcto o debía corregirloC3_11

O investigando como se podían realizar las armaduras más complejas, es decir la media naranja de lazo lefe, que figuraba en las ordenanzas para el examen del geométrico, máxima categoría de los carpinteros de lo blancoC3_12

Incluso construyendo uno de su doce gajos. Así algún día, cuando convoquen exámenes de geométrico, tal vez pueda presentarme y aprobarlo.C3_13

El principal problema con que nos encontramos para poder investigar sus orígenes, es la inexistencia de ejemplares de la alta edad media que hayan sobrevivido, así como la falta de documentos que nos hablen de los desaparecidos.C3_14

Gómez-Moreno, uno de nuestros más insignes historiadores del arte y de la arquitectura, opinaba que el origen de esa carpintería había que buscarlo entre los almohades, como posibles interpretes de la carpintería que los romanos usaron en sus construcciones. (Foto Gonzalo Menéndez-Pidal)C3_15

Don Manuel trató de relacionar alguna de nuestras armaduras más antiguas, como esta del Salvador de Priesca, con las romanas (Dibujo Rafael Manzano)C3_16

y tal vez las relaciona con las que se hicieron en Marruecos, como esta de la mezquita Qarqwiyin de FezC3_17

Ahora bien, si por su apariencia, D. Manuel podía equiparar las armaduras de par y nudillo, con alguna romana, pongo por caso la de Santa María in Cosmedin, C3_18

No tuvo en cuenta de que en su concepción, las romanas y las castellanas son soluciones radicalmente diferentes. La techumbre romana corta la longitud de la nave mediante cuchillos triangulados (sea cual sea la forma de la triangulación), sobre los que apoyan tramos concebidos como los forjados de piso, pero inclinados para dar salida a las aguas de lluvia, a diferencia de nuestras armaduras de paresC3_19

que, tengan o no nudillo, consisten en parejas de maderos cuyo equilibrio es similar al de los naipes que aquí muestro. C3_20

Lógicamente, condicionado por la rugosidad de la superficie en la que se apoyasen, así como por la inclinación escogida, que cuanto menor sea, más difícil será conseguirlo.

Los mismos problemas plantean las armaduras castellanas, es importante contener los empujes de los pares en sus apoyos, y cuanto menos inclinados los coloquemos, menores serán sus empujes. C3_21

La base de nuestra carpintería histórica coincide técnicamente con la más antigua conocida de los pueblos del norte de Europa, y tratándose de un sistema constructivo radicalmente distinto al romano, considero muy poco probable que nuestras armaduras históricas deriven de la carpintería de armar romana. Incluso, aunque los almohades fueron transmisores de lo realizado por Roma, difícilmente pudieron aprender lo que allí nunca se realizó.

Una posible explicación sería que  tal vez nos aportaran alguna técnica proveniente del extenso mundo islámico.C4_33/C3_22

Esta fue mi primera hipótesis de trabajo, y nada más sencillo que indagar en el amplio territorio islámico para buscar carpinterías similares, que hubieran podido ser sus precursoras. C4_35/C3_23

Pero por más que busqué y rebusqué sobre lo realizado en los amplios territorios en los que se desarrolló el Islam, todo lo que encontraba era similar a lo que aquí muestroC3_24

las armaduras de cubiertas a dos aguas tan sólo aparecían en sus territorios más septentrionales: Turquía o Siria, pero si excepcionalmente existen, al estudiarlas, vemos que responden a modelos de la tradición romana, C3_25

Siempre que excepcionalmente encontraba alguna techumbre, como por ejemplo la de iglesia de Santa Catalina del Monte Sión, o la de la basílica que conmemora el nacimiento de Jesús, en Belén, el modelo utilizado era sistemáticamente el de cuchillos triangulados romanos.C3_26

Lo habitual en la mayoría de los territorios en los que se inició el Islam era construir las casas con terrazas planas o con cúpulas hemisféricas, pero nunca cubiertas inclinadas,C3_27

y si excepcionalmente entre los vastos conjuntos de terrazas planas encontramos alguna cubierta inclinada, suele ser en el África más occidental, realizada durante el periodo en el que esta zona  dependió del Ándalus hispano, y siempre en algún edificio emblemático, en el que su promotor, precisamente había querido marcar la diferencia con el resto de lo allí realizado.C3_28C3_29

Para tratar de explicar qué pueden contarme las maderas que pasan por mis manos, pondré un ejemplo concreto, de algo que me ocurrió en Sevilla, hará poco más de veinte años, precisamente cuando me encontraba recuperando los artesonados del Palacio de Miguel de Mañara, a partir de sus menguados fragmentosC3_30

Caminaba por una calle del casco histórico, cuando me llamó la atención una pequeña pieza de madera junto al bordillo de la acera.

Sorprendentemente parecía una estrellaC3_31

apenas pude creerlo, tenía todo el aspecto de ser un candilejo, tal vez de algún artesonado de lacería. Al tenerla en la mano ya no me cupo la menor duda, todos sus bordes superiores estaban biselados y sus cinco puntas confirmaban que efectivamente se trataba de un candilejo; naturalmente no dudé de echármela al bolsillo, dejando para la vuelta a Madrid la tarea de averiguar a que tipo de traza podría pertenecer aquella pieza y de donde podría haber salido. C3_32El candilejo siempre el hueco dejado entre las cintas de un determinado trazado. Nada más simple que dibujar cintas rodeando totalmente al candilejo, y en la intersección de las dos que rodean su punta , trazo el eje de la calle correspondiente a la cinta horizontalC3_33La otra cinta de la misma calle, será simétrica de la primera dibujada respecto al eje previamente trazadoC3_34

La otra cinta de la misma calle, será simétrica de la primera dibujada respecto al eje previamente trazadoC3_35

Sigamos ahora haciendo lo mismo con otra de las cintas que bordea el candilejoC3_36

A partir de su eje, trazo la cinta paralelaC3_37

E inmediatamente, surge la aspilla correspondiente a esa calle.C3_38

Pero si me fijo en el candilejo y amplio el dibujo, podemos apreciar que su punta inferior derecha no sigue la alineación de la aspilla que acompaña a la punta superior. ¿Es un error?

No, esto es normal, ya que la rueda de la derecha ya no es de nueve, sino de doce y su aspilla no sigue las mismas reglasC3_39

Elimino por tanto dicha prolongación, y dibujo en verde y de trazos el eje de la calle correspondienteC3_40

Y su cinta paralelaC3_41

Como necesito la aspilla de la rueda de doce, dibujo de trazos y en verde el eje de simetría entre dos brazos adyacentesC3_42

A partir del cual reproduzco la aspilla de la rueda de doce, que ahora si coincide con la punta del candilejoC3_43

Si vuelvo al primer eje trazadoC3_44

Puedo dibujar por simetría nuevos brazos de ambas ruedasC3_45

Y por semejante procedimiento podría seguir dibujando el resto de brazos de ambas ruedasC3_46

Ahora paso del esquema anterior en el que tan sólo me he preocupado de los bordes de las cintas a un dibujo con verdaderos taujeles, en el que las cintas se entrelazan, aspecto que los habituales gramiles – las ranuras que decoran la cara de los taujeles – acentuan al interrumpirse en los crucesC3_47

En definitiva, el candilejo nos dice que pertenece a un trazado en el que hay ruedas de nueve brazos y sus desculatadas de doceC3_48

Realmente el dibujo anterior tan sólo nos muestra una de las tres ruedas de doce que la de nueve puede desculatarC3_49

Tema que da origen a uno de los cuatro módulos básicos usados por los carpinteros castellanos de lazo.

Ese módulo es precisamente el triángulo equilátero cuyos vértices son los centros de las tres ruedas de doce brazos.

C3_50

Una vez eliminado todo lo que sobra, sólo falta completar las aspillas que no desculataban ruedasC3_51

Lo que nos da este módulo triangular equilátero.

Pero no es lo único que la diminuta madera me podía contar, me queda averiguar de donde pudo venir.

C3_52

En Madrid, con independencia de las deducciones anteriores, traté de recordar la calle en que encontré aquel candilejo, intentando visualizar lo que entonces hice, y llegué a la conclusión que fue tras salir del Palacio de Miguel de Mañara, sito en la calle Levíes, iba hacia la Plaza Nueva, y tras consultar un plano de Sevilla llegué a la conclusión de que fue precisamente en un tramo de la calle de San José, C3_53

precisamente en la zona en que se encuentra la puerta de la iglesia del Convento de la Madre de Dios, por lo que mi primera impresión fue que tal vez allí habría una armadura con una composición de lazo de nueve y doce, C3_54

y para comprobarlo, ni siquiera tuve que esperar al próximo viaje a Sevilla, entre mis libros enseguida encontré fotos del interior de la iglesia, y en su presbiterio cuatro espléndidas pechinas de lazo de nueve y doce, que daban apoyo a la espectacular ochava de cinco paños que culmina el artesonado, en este caso, una composición de ruedas de lazo de diez.C3_55

Y en alguno de aquellos triángulos, seguramente faltaría al menos un candilejo. C3_56

A partir de las fotos compuse uno de los triángulos de aquella pechina, C3_57

y a continuación, realicé un dibujo de su módulo básico teniendo en cuenta las medidas del candilejo, y aunque las que podía deducir de las fotos sólo fueran aproximadas, no me dejaron ninguna duda de que el candilejo se había desprendido de alguna de ellas. Tal vez barriendo la iglesia había acabado en la calle, y las patadas de algunos transeúntes lo habían llevado hasta el punto en que lo encontré.

Ningún documento justifica que este candilejo pertenezca a la mencionada iglesia, y ni siquiera he ido al lugar para medir la pechina original y confirmar mis deducciones, también podría haber buscado el lugar del que pudo haber caído y así encontrar el hueco que dejó y tratar de recolocarla en su sitio (por supuesto siempre que contara con una escalera adecuada), pero no hice nada de ello.

Es decir, no tengo ningún documento que me confirme que el candilejo es de aquella iglesia, ni he comprobado in situ que realmente es de allí, sin embargo, estoy absolutamente convencido de que lo es, por la simple razón de que el conjunto de deducciones realizadas me conducen inequívocamente a establecer esa conclusión.C3_58

En el ejemplo expuesto, se podría confirmar la veracidad de las deducciones realizadas, ¿pero que hacer cuando no disponemos de esa posibilidad? Podremos estar tan convencidos de nuestras conclusiones como en el caso del candilejo, pero tan sólo podrán tener categoría de hipótesis

Si queremos indagar en los orígenes de nuestra carpintería histórica, especialmente de la compleja de lacería, nos faltan documentos y restos suficientemente antiguos, y los más antiguos de que disponemos no nos aclaran mucho.C3_59

Y en ocasiones tenemos piezas de madera de armaduras originales, pero no es fácil manejarlas y analizarlas una a una.

Ahora me estoy refiriendo precisamente a un ejemplo segoviano: la iglesia de San Millán. Hace unos 20 años, a instancias de Antonio Ruiz Hernando, y acompañado de Miguel Fernández Cabo, a quien había dirigido su magnífica tesis sobre las techumbres leonesas, pude ver las maderas de su antigua techumbre, aunque no como ahora se encuentran, sino malamente amontonadas, de tal forma, que sólo se podían ver aisladas las que sobresalían del conjunto, y algunos detalles de las mismas, pero no los suficientes para poder establecer conclusiones indiscutibles.C3_60

Y aquellas maderas me decían que formaban parte de una armadura de par hilera, atirantada.C3_61

Un trabajo posterior de Valero Herrera Ontañón y Bernabé Cabañero Subiza, concluye que la nave de San Millán se cubría con una techumbre plana, al modo de la que en su día tuvo la Mezquita de Córdoba. Es un trabajo serio y muy bien documentado, cuyos argumentos no intento rebatir, pero en cambio, las maderas me están negando sus conclusiones.(Dibujo de Valero Herrera)C3_62

En ese texto se dice que la techumbre plana de San Millán era como la de la Mezquita de Córdoba, sin embargo, sus maderas de 11 x 19 cm distan mucho de parecerse a las cordobesas, de 30 x 30 cm. C3_63

y si hacemos unos números, como los que constantemente tengo que hacer en obras y restauraciones, su frialdad niega que esas maderas de 11 x 19 cm se pudieran utilizar para formar un techo plano.C3_64

Tan sólo las vigas de mayor sección, sin carga alguna y consideradas como tirantes exclusivamente, cumplirían las condiciones mínimamente exigibles.C3_65

Por otra parte, la techumbre de Córdoba, a pesar de sus generosas secciones, y un clima menos agresivo que el segoviano, ya requirió en tiempo de Alfonso X una importante restauración.

¿Como pudo sobrevivir la techumbre de San Millán con un clima mucho menos favorable?C3_66

Por otra parte, aunque como ya he mencionado no pude ver todas las maderas allí apiladas, en alguna de las piezas de 14 x 24 cm, encontré rebajes típicos a los usados para encajar un estribo, con las correspondientes ranuras para sus aliceres o tabicas, y además, en una de ellas, Fernández Cabo apreció un rebaje a 45º, propio del encaje de un cuadral, Ambos detalles sugieren claramente su pertenencia a una armadura de pares, y no tienen ningún sentido en una techumbre plana.C3_67

Por otra parte, según la hipótesis de techo plano, los canes tienen 14 cm de anchura y tan sólo 10,5 las vigas que en ellos apoyan. No digo que no sea posible, pero en más de treinta años hablando con las maderas, sería el primer caso en que esto ocurre, lo normal es que can y viga tengan la misma anchura.(Dibujo de Valero Herrera)C3_68

Es decir, se contraponen argumentos razonados y documentados a conclusiones tan sólo basadas en una fantástica conversación con sus maderas. Es evidente que por el momento, por mucho que el hecho me inquiete, que no puedo ofrecer más que pruebas circunstanciales que defiendan mi hipótesis, por lo que me tendré que resignar, como el abogado impotente que ve como condenan a su defendido a pesar de estar convencido de su inocencia.C3_69

Pero volvamos a la cuestión del origen de nuestra carpintería histórica.Cada vez estoy más firmemente convencido de que la técnica de organizar armaduras de cubiertas es de origen cristiano, anterior a la llegada del Islam a nuestros territorios, y que la incorporación de los temas geométricos a esta carpintería, aunque surgiera en la Granada Nazarí, sólo pudo ocurrir por haber heredado sus autores la técnica de origen celta o visigodo que se practicaba antes de la llegada del Islam a nuestra penínsulaC3_70

No creo que admita discusión el hecho de que una vez surgida esta espectacular carpintería, fue la dinastía Trastámara quien contribuyó de forma decisiva a que esa forma de organizar la cubierta de los edificios se extendiera, y después, ya consolidada, perdurara a lo largo de los siglos XVI y XVII, prolongándose lánguidamente incluso durante el XVIII.C3_71

Y precisamente Segovia fue uno de los lugares que miembros de esta dinastía escogieron para establecer su corte. Sabemos que en tiempo de Enrique III, su esposa, Catalina de Lancaster, encargó para el Alcázar el techo de la Sala de la Galera,  C3_72

y posteriormente, su nieto Enrique IV, realizaría el convento de San Antonio el Real, con sus magníficas techumbres. C3_73

Desgraciadamente, en 1862 un incendio devastó el Alcázar, y se perdieron todas sus techumbres. Tan sólo se salvaron los chapiteles de dos torrecillas de vigilancia, al estar del lado del que arreciaba el viento. C3_74

Aunque no tienen la categoría de las armaduras perdidas, no por ello dejan de ser piezas de gran interés, al estar entre los primeros chapiteles que, a instancias de Felipe II, se hicieron en Castilla al modo de los de Flandes, en este caso, con motivo de su boda con Ana de Austria.C3_75

Sin embrago, el Alcázar hoy vuelve a mostrarnos la silueta que tuvo antes de aquel pavoroso incendio. ¿Cómo ha sido posible?C3_76

Todo se debe a una afortunada circunstancia: antes de que se incendiara, José María Avrial, pintor paisajista y escenógrafo, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que entonces ocupaba el cargo de Director de la Escuela de Nobles Artes de Segovia, además de dibujar los alzados de numerosos edificios segovianos, C3_77

había realizado unos minuciosos levantamientos de varios de los artesonados del Alcázar, gracias a los cuales se pudo recuperar una imagen muy fiel a la que tuvo originalmente. C3_78C3_80C3_79C3_80C3_81

Algunos son réplicas realizadas en escayola y policromadas siguiendo los dibujos de AvrialC3_82

La última techumbre recuperada recientemente, ha sido la de la Sala de la Galera, ésta, realizada como auténtica obra de carpintería1_2/C2_85/C3_83/C4_92

Hay dos más de madera, pero traídas de otros lugares, concretamente la que cubre la Sala del Solio, que curiosamente es del mismo autor que en su día hizo la original, un tal Xadel Alcalde, por lo que no es de extrañar su enorme parecido, C3_84

mientras que la otra, traída de alguna iglesia castellana, cubre la capilla, cuya nave sin duda era de mayores dimensiones, a juzgar por la comprometida adaptación realizada.C3_85

en Segovia se han conservado más ejemplos de esta carpintería, como por ejemplo, la techumbre del refectorio del convento del Parral, una mejor foto de este artesonado se puede disfrutar en la exposición de José Manuel BallesterC3_86

 o este pequeño ejemplo en la iglesia de San Lorenzo, C3_87

y no podemos olvidar de tantos techos policromados que han conseguido llegar a nuestros días en casas del casco histórico, varios de los cuales compiten en la atracción del turista con los tradicionales asados segovianos.

C3_88

Y tampoco tenemos que irnos lejos, basta que alcemos la vista, para disfrutar de la que cubre la nave de esta antigua capillaC3_89

Como antes he mencionado, la armadura de la Sala del Solio la hizo un tal Xadel Alcalde, cuyo nombre se supone musulmán. Ahora bien, que fuera musulmán o cristiano nos aclara muy poco sobre los orígenes. Hacerse musulmán era muy simple, bastaba decir públicamente “No hay más Dios que Dios y Mahoma es su profeta” para serlo de por vida, pero aprender el oficio de carpintero ya no es tan simple, el conocimiento del oficio tan sólo se adquiere con largos años de práctica, y se heredaba de padres a hijos.C3_90

Al comienzo de la invasión tampoco era obligada la conversión al Islam, Incluso se ofrecían la posibilidad de mantener su religión, cristiana o judía, con la única condición de pagar un impuesto.

Además, al pueblo llano, le resultaba más ventajoso el nuevo orden social, que el sometimiento al señor feudal, del que más que siervos, casi eran esclavos.

Con el nuevo orden social se fomentó el comercio y el desarrollo de las artesanías como modo de vida libre. C3_91

Afortunadamente, aunque antes decía que nada teníamos que nos hablara de los carpinteros antes de la llegada de los musulmanes a España, estaba olvidando un importante texto que menciona carpinteros y sus obras. No es mucho, pero ya es algo, que al menos confirma históricamente, que en nuestro territorio, antes de que llegaran los musulmanes, ya existían carpinteros que techaban los edificios.C3_92

La techumbre de Teruel, tal vez sea la más antigua que conservamos, y según cuenta la historia sus constructores fueron mudéjares, C3_93

Pero veamos que nos dicen sus maderas, que en esta ocasión nos muestran a los carpinteros que la construyeron.

Sorprendentemente, si leemos a Carmen Bernis, experta en la historia del traje medieval, visten al modo cristiano, usan pellote, zapatos, camisas con mangas encordadas, es decir vestimenta cristiana, por otra parte, el hacha que utiliza el carpintero que está escuadrando una viga es propia de los normandos, con su doble filo especial para el escuadrado de troncos, y para mayor sorpresa, todos los representados son pelirrojos.

Muestro dos imágenes más, la primera de un carpintero marroquí y la segunda de un musulmán que pintaron los mismos pintores, sin comentarios

Por otra parte, es lógico pensar que obispo autor del encargo, no se arriesgaría encargando la techumbre de su obra a quienes nunca habían hecho algo similar en la región. Y como ocurre en nuestros días, cuando hay que hacer una obra que distinga a su promotor, se trae al técnico que sepa hacer lo que nadie es capaz en el lugar. C3_94

Lo que si pudo ocurrir fue que los nuevos clientes tuvieran gustos diferentes y pidieran en sus encargos trabajos cuya decoración respondiera a una estética diferente, algo aparentemente fácil de cambiar si existe un modelo a copiar, pero imposible de llevar a cabo si el cambio de estética requiere una transformación radical de la técnica habitual hasta entonces empleada.

Para que este cambio pudiera producirse era imprescindible que en nuestra península siguiera viva una tradición carpintera basada en un amplio conocimiento de la geometría, como la que también se realizaba en el norte de Europa.C3_95

Donde por cierto los carpinteros demostraban ser expertos. En esta armadura de la Sala Capitular de Canterbury, su armazón estructural está perfectamente integrada en una determinada traza geométrica,

Traza que, curiosamente, también incluye estrellas de ocho puntas, no totalmente iguales a las que se realizaron en nuestra carpintería, pero cuya integración en los elementos que constituyen la estructura, plantean el mismo problema técnico de nuestra carpintería de lazo.C3_96

Más tarde, cuando se afianzaba el Renacimiento, si el cliente lo exigía, nuestros carpinteros, no tenían ningún problema en cambiar la decoración, pero la técnica constructiva seguía siendo exactamente la misma, como ya mostré antes en la techumbre de Otero de Sanabria.C3_97

Y por mucho que se impusieran las corrientes renacentistas, los nuevos tratados nada explicaban sobre la forma de realizar las armaduras de cubierta, y a nuestros carpinteros nada les preocupaba seguir usando la carpintería de lazo, mezclada con la más ortodoxa construcción renacentistaC3_98

La primera pista sobre las similitudes entre nuestra carpintería medieval y la europea, me la dio un texto inglés de principios del siglo XX, donde se explicaba el uso de la escuadra de pares.

Aunque en los años ochenta del pasado siglo XX no estaba seguro de que esa escuadra siguiera existiendo, no fue nada difícil encontrar una en LondresC3_99

Y quedé enormemente sorprendido al ver que el pequeño folleto que acompañaba la escuadra, también contenía las mismas antiguas recetas y reglas que Diego López de Arenas intentaba explicar en su confusa prosa de principios del XVII, C3_100

Incluso también se explica la forma de conseguir con esa escuadra los ángulos precisos para formar polígonos, algo muy similar a los cartabones que el carpintero medieval utilizaba para trazar sus ruedas de lazo.C3_101

Y ya que he mencionado los cartabones, también quiero exponer que su empleo no creo que se lo debamos a los musulmanes. Mi primer artículo referido a nuestra carpintería histórica lo debo al Dr. Christian Ewert, precisamente por el interés que mostró en saber como se podían emplear los cartabones descritos por López de Arenas en los trazados geométricos de origen islámico.

Entonces no se me ocurrió pensar como podía ser posible que. uno de los mayores expertos en el arte islámico occidental. desconociera el uso de los cartabones, pero hoy tengo muy claro que se debía a que era un procedimiento inusual en el mundo islámico, cuyos artesanos realizaban sus trazados usando exclusivamente la regla y el compás, o simples pautas cuadriculadasC3_102

Por aquellas fechas AndreePaccard, decorador francés que trabajó durante varios años para el rey de Marruecos, C3_103recogió en su libro sobre la artesanía marroquí varias formas de realizar los trazados geométricos, C3_104

incluso reproducciones de los cuadernos usados por los maestros carpinteros, que realizaban trazados de lacería en sus techumbres, en los que casi todos sus modelos geométricos se dibujaban con la ayuda del papel cuadriculado de sus cuadernos.C3_105

Los artesanos marroquíes aun siguen realizando este tipo de carpinterías, y en vez de nuestros antiguos cartabones utilizan sólo la regla, el compás, y  la escuadra.C3_106

Nuestros carpinteros, al ser también expertos en geometría, habían encontrado una forma de controlar sus trazados con el uso exclusivo de sus cartabones de lazo. Veamos rápidamente como se puede trazar la rueda de nueve. No es imprescindible seguir el mismo orden, el resultado final será el mismoC3_107

En el punto que escojo como centro de la rueda, coloco un vértice del cartabón de nueveC3_108

Y donde corta a la cinta superior coloco dos colas del cartabón de cuatro y medioC3_109

Que definen la posición de una de las cintas inclinadasC3_110

La cabeza del cartabón de nueve, colocada en la intersección que se acaba de producir, define un punto en el eje de la calleC3_111

Donde coloco la cabeza del cartabón ataperfilesC3_112

Y en las intersecciones de éste con la cinta superior, coloco dos cabezas de nueveC3_113

Que definen una de las aspillasC3_114

La otra podemos obtenerla invirtiendo loa dos cartabones de nueveC3_115

Y una vez que he definido la posición de las aspillas trazo todas las intersecciones C3_116

Y elimino lo que sobra. Ya se ha producido la continuidad de las cintas de la aspilla con las dos horizontalesC3_117

Para hacer la otra cinta inclinada puedo colocar dos cartabones de cuatro y medio en la intersección de la primera que dibujé con el eje de la calleC3_118

Y el dibujo de la cinta es inmediatoC3_119

Voy a rematar los extremos izquierdos de las dos cintas inclinadasC3_120

Cortándolas con con las dos colas de nueve que pasan por el centro de la ruedaC3_121

Voy a definir el encuentro de las dos cintas inclinadas ayudándome de dos trazos auxiliaresC3_122

Y decido cual de las dos cintas simulará que pasará por encima de la otra, que lógicamente quedará interrumpida. El papel de los gramiles es el de acentuar este efecto de entrelazo de las cintasC3_123

A continuación preparo el siguiente cruce de cintasC3_124

Por el momento sólo estoy pensando en la pieza horizontal inferior que da continuidad a la aspillaC3_125

Dado que el resto de líneas no son necesariasC3_126

Trazo dos nuevas líneas auxiliares para dibujar el encuentro de la cinta inclinada con la cinta superiorC3_127

Y elimino lo que sobra, y ha quedado definida la haliba, que es el taujel cuya forma recuerda la del halibut, pez cuyo hábitat meridional se encuentra en el Canal de la Mancha, lo que nos vuelve a relacionar esta carpintería con las gentes del norte del Atlántico.C3_128

Para buscar el límite izquierdo de la cinta superior utilizo dos colas del cartabón de cuatro y medio que pasen por los extremos de la boquilla del sino, que es como se llama el pequeño taujel que se interrumpe en la halibaC3_129

Y con su ayuda trazo una nueva cinta, que no necesita nada más que para delimitar la pieza cuyo nombre es el costadillo del azafate.C3_130

Dos nuevas líneas auxiliaresC3_131

me permiten definir ese encuentroC3_132

Del que elimino todas las líneas sobrantes, y ya tengo todas las piezas que componen una rueda. Tan sólo salen cinco diferentes, las dos medias aspillas son idénticas entre sí e iguales l pequeño taujel de la cinta inferiorC3_133

Para dibujar la rueda completa, tan sólo tendré que repetir este proceso, girando 40º cada conjunto. Previamente elimino los trazos de los extremos que se repetirían.C3_134

Una vez,C3_135

Dos,C3_136

Tres, etcC3_137C3_137 C3_138 C3_139 C3_140 C3_141

Y ya tenemos completa la rueda de nueve brazos.C3_142

Un exhaustivo trabajo del alemán GerdSchnaider, quien ha recogido cientos de trazados realizados en la Turquía Seleucida entre los siglos X al XII,C3_143

Nos muestra que allí se desarrolló hasta límites inimaginables el uso de la decoración geométrica, aplicada a la arquitecturaC3_144

Sobre todo en las portadas de las caravanserías, donde paraban las caravanas que sustentaban una importante parte del comercio que se practicaba en el mundo islámicoC3_145

Y de alguna forma, esas caravanas acabaron trayendo dichos patrones a la Granad nazarí, algunos de los cuales son perfectamente asimilables a los que realizaron nuestros carpinteros.C3_146

Pero en general, los motivos seleucidas tienen una libertad compositiva inexistente en nuestra carpintería de lazoC3_147

Tal vez, donde encontramos por primera vez semejantes motivos geométricos en nuestra península, sea en la sinagoga toledana conocida como Santa María la BlancaC3_148

Es muy lógico pensar que los motivos decorativos tan populares en el arte celta, requerían una importante práctica de la geometría, algo indispensable para llevar acabo sus complejas composicionesC3_149

Así como que estuvieran acostumbrados a la decoración formada por cintas entrelazadas

C3_150

Como las que también llevaban a cabo en tantos de sus trabajos, fuera en el material que fuera.C3_151

Algo que también era familiar en el mundo vikingo o escandinavoC3_152

No es de extrañar que carpinteros de herencia celta o visigoda, (en esta caso, ya convertidos en musulmanes del reino nazarí), con amplia experiencia geométrica, acogieran con agrado estas nuevas decoraciones, y fueran capaces de adaptarlas a sus trabajos, primero a simples falsos techos, y más tarde atreviéndose a soluciones más complejasC3_153

Una de las ventajas de la carpintería basada en estos trazados geométricos, es que proporcionaba al carpintero un fácil control sobre las medidas de los distintos paños que componían sus techos, lo que posibilitó su prefabricación. Esto hizo que el sistema perdurara siglo tras siglo.C3_154

Para dar una idea de cómo se pueden controlar con precisión las medidas de todos los elementos que componen un conjunto, la techumbre del salón del trono del palacio de Comares, puede ayudarnos enormemente.C3_155

Puede ser difícil de creer, pero el proceso utilizado al dibujar cualquier rueda de lazo, permite al carpintero detectar cualquier error que cometa, lo que hace que las medidas del conjunto final sean exactas sin necesidad de comprobaciones finales.

Siguiendo una sencilla regla, las medidas de la rueda de ocho siempre saldrán idénticas para un determinado ancho de sus cintas, y lógicamente, esa primera rueda controla las medidas del resto del trazado que deriva directa y exclusivamente de ella.

Para realizar la techumbre anterior, sin cometer errores, basta con saber trazar la rueda de ocho que aparece en este dibujo, y los fragmentos de ruedas de dieciséis que dicha rueda desculata.C3_156

Girando el triángulo anterior sobre si mismo, se convierte en un cuadradoC3_157

Y volviendo a girar el cuadrado obtenido sobre si mismo, se obtiene el rectángulo de la derechaC3_158

Nada más fácil que conseguir el cuadrado de la derecha a partir del rectángulo anterior. Y ya tenemos el motivo con el que se compondrá todo el artesonado del Salón de ComaresC3_159

Estas son las variantes realizadas a partir del módulo anterior, modificando solamente su zona central lo que mantiene los bordes de todas las composiciones exactamente idénticos, algo indispensable para formar con ellos un conjunto más complejo.C3_160

Los carpinteros castellanos tan sólo utilizaron estos cuatro patrones para llevar a cabo cualquiera de sus trabajos, y basta saber como se traza la rueda del que depende cada uno, para poder realizar cualquier trazado sin miedo a equivocarse.C3_161

Al principio de esta charla mostré como, a partir de una única pieza, se puede deducir parte del conjunto al que perteneció. Y para terminar, acabaré con otro ejemplo en el que me facilitaron estos dos fragmentos, pertenecientes a la sala principal de una casa nazarí del Albayzin granadino.

En esta ocasión quien los encontró. fue Carlos Sánchez, arquitecto que estaba restaurando su propia vivienda, y que sabedor que yo me encontraba recomponiendo una serie de artesonados para el que iba a ser el nuevo Museo Nacional de Arte Hispanomusulmán de la Alhambra, se presentó para ver si de ellos podía deducirle como pudo haber sido el techo del que procedían.C3_162

En realidad, aunque pueda parecer increíble, en principio bastó esta única pieza para empezar a desvelar el trazado original.

Había que establecer algunas hipótesis, por ejemplo, que el clavo que aparece en la ranura inferior se hubiera colocado en su eje central, como solía ser habitual, medio oculto en la ranura, para que pasara desapercibido, lo que permitía suponer el ancho real de la pieza. Otra hipótesis sin confirmar era que el trazado se hubiera hecho a calle y cuerda, es decir, que la separación entre cintas fuera igual al doble del ancho de la cinta, algo también habitual en los techos nazaríes

Lo que ya no eran hipótesis, sino evidencias por los cortes de sus extremos, es que la pieza se cruzaba en el izquierdo con otra a noventa grados, y en el derecho con una a treinta grados. (en la foto no se aprecia la trasera de la pieza, con el mencionado corte a 30º)C3_163

El primer trabajo consiste en tratar de encajar el fragmento encontrado en una trama que cumpla las condiciones de los cortes descritos anteriormente.

El dibujo se compone del fragmento encontrado, y punteado he dibujado el resto de la pieza, deducido de las consideraciones anteriores. Luego he trazado cintas que se cruzan con la pieza según los ángulos de sus extremos, y he imaginado los ejes de las calles que se compondrían con las cintas representadas en el dibujo.C3_164

Podría pensarse que me he adelantado al suponer cuales eran las calles a las que pertenecen las tres cintas del dibujo, pero analizando todas las posibilidades, se llega a las siguientes conclusiones:

El eje vertical sólo puede estar a la izquierda de la cinta vertical, dado que si estuviera a la derecha la cinta estaría interrumpida por un cruce existente.C3_165

Hacemos lo mismo para la pareja de la pieza que cruza a 30º y confirmamos que sólo es posible lo planteado inicialmenteC3_166

Finalmente intentamos buscar una alternativa horizontal a la pareja de la pieza encontrada y vemos que tampoco es posible una solución distinta de la planteada.C3_167

Eliminadas las hipótesis anteriores queda confirmado que la pieza forma parte de un trazado del que por el momento sólo conocemos lo comprendido en este triángulo, C3_168

es lógico pensar que a partir del eje horizontal se producirá una simetría. Podría haber utilizado cualquiera de los otros ejes, después comprobaremos que habría sido indiferenteC3_169

A partir del trazado anterior no se necesita mucha imaginación para completar cualquiera de las dos figuras que aquí muestro, en las que cabe la duda sobre la solución de las cintas que se cruzan a noventa grados.C3_170

Pero afortunadamente, pasado algo más de un mes desde que aparecieron las primeras piezas, el arquitecto de la obra encontró entre los escombros estas dos nuevas piezas, que tenían toda la apariencia de haber estado colocadas juntas. Como en el caso de las dos primeras encontradas, una sólo confirmaba las hipótesis manejadas, aunque la pequeña servía para corroborarlo

1º El gramil donde se encontraba el clavo era efectivamente el central de la pieza y por tanto la primera suposición sobre su ancho era correcta.

2º Los cortes convergentes tanto de la pieza mayor, como del borde de la otra pieza se unen en un único punto que resulta ser el eje de las calles que se cruzan a 90º en ese punto, lo que confirmaba que la calle (separación entre dos cintas) era exactamente el doble del ancho de las cintas.

3º Y finalmente de las dos opciones posibles para las cintas que se cruzaban a 90 grados, quedaba la estrella de ocho puntas como única admisible.C3_171

Desarrollado el dibujo a partir de los módulos exagonales obtenidos, y rematados los bordes longitudinales con las medias calles que suelen completar este tipo de trazados, la anchura del conjunto coincidía exactamente con la de la habitación en la que se habían encontrado las piezas.

Como la posición del tabique que había protegido estas piezas de un fuego sufrido, del que aun quedaban señales claras, eran perfectamente conocidas, bastaba mover de derecha a izquierda el dibujo del conjunto para situar las piezas encontradas la posición que ocupaba el tabique. Lógicamente podían situarse de varias formas, pero en una de ellas el conjunto quedaba perfectamente centrado entre las dos paredes extremas, lo que animó mucho a pensar que las hipótesis manejadas se acercaban a la realidad desconocida.C3_172

El siguiente paso fue reconstruir lo averiguado. Era muy posible que los espacios entre cintas, estrellas o azafates, estuvieran policromados o tallados, pero como nada se encontró que permitiera recomponer estos últimos, la reconstrucción se paró evitando inventar nada, dejando el lugar de sinos y azafates en una tinta neutra que armonizara con la madera de los taujeles, nombre genérico que reciben las piezas que componen las cintas.C3_173